En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Dios de bondad y misericordia, en esta noche que ha caído sobre el firmamento, vuelvo a Ti con un corazón agradecido. Me abandono en tus brazos para descansar plenamente y recuperar las fuerzas que gasté durante la jornada.

Señor mío, quiero expresarte lo feliz que me siento al estar envuelto en tu amor, ese amor infinito que llena mi vida y mi hogar. Gracias por ser un Padre que cuida cada detalle, demostrando cuánto nos amas y cuánto bien quieres para nosotros.

Te pido por todas las personas que son fundamentales en mi vida: mi familia y mis amigos. Gracias por su compañía, por el bien que me hacen y por todo lo que me enseñan para crecer como una mejor persona, más humana y humilde. Cúbrelos con tu misericordia y concédeles un descanso reparador. Sé cuánto se esfuerzan cada día en sus labores y metas, por eso los pongo en tus manos. No te apartes de ellos, Señor, y que siempre tengan el deseo de buscarte.