En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Poderoso y amado Dios, Qué hermoso es despertar en este nuevo día y contemplar el cielo que amanece cerca de mi ventana. Estos instantes, que pueden parecer sencillos y cotidianos, son en realidad un regalo enriquecedor que viene de ti.

Gracias, adorado Señor, porque hoy me concedes la oportunidad de ser feliz nuevamente, de corregir errores cometidos y de retomar los planes que quedaron inconclusos. Anhelo, mi Dios, encontrar tu voluntad en cada acción que realice, en cada mano que brinde ayuda y en cada abrazo que pueda compartir.

Deseo alabarte con cada latido de mi corazón, con cada paso que dé esta mañana y con cada palabra que pronuncie hacia mis hermanos, reflejando así la huella de tu amor puro que ha revolucionado el mundo. Tú, bendito Dios y Padre de mi vida, eres santo, y toda la gloria que esta tierra pueda ofrecer es para ti, por tu inmensa caridad y por la fe que siembras en todas las naciones.

Quiero encender esta mañana con agradecimientos sinceros. Gracias por el hogar seguro que me brindas, por la dicha de compartir con mi familia y por la bendición de tener un día más para trabajar con honradez y llevar el sustento a mi mesa.